lunes, 20 de diciembre de 2021

PRIMERAS VECES Y HABITACIONES TEMPORALES

Por si te quedan dudas te lo diré tantas veces: que te quiero y te deseo y que me gustas como esos gustos que aparecen de vez en cuando, cuando uno ni siquiera estaba buscando un gusto nuevo como es este gusto de que me gustes y que me guste lo que sos y cómo te mueves y cómo besas y cómo caminas por la habitación con tu ropa interior tan negra y tan bien puesta y tan ajustada mientras yo te miro y sigo sin creérmela, sin creer que debo creer en los dioses, al menos en un dios amoroso que te mandó a dar vueltas por la habitación para que yo creyera que todo es bonito, como vos, que caminas por la habitación mientras el mundo y yo ardemos. 

Por si te quedan dudas te diré una y mil veces más que soy blando con tus besos y con tu piel y con tu mirada y con ese cariño que vas dando y que se extraña de una manera tan fuerte que me gustaría que fueras yo por un momento para que supieras lo que te quiero decir y que sintieras cómo ese cariño y esa mirada y esa piel y esos besos se fueron instalando por acá adentro. 


Por si te quedan dudas vuelvo y digo que me encantas con tus poros y tus pecas y tus lunares. Con cada pelo nuevo que te nace y los otros tantos que se te van cayendo y se van escondiendo por ahí para aparecer de sorpresa, como si tuvieras todo planeado para que uno diga “por acá está ella, ¡carajo!, sí es que la quiero mucho”. 


Por si te quedan dudas te recuerdo que te mudaste a canciones y a verbos y a deseos. Que te busco en esquinas y te pruebo en gomitas. Que resultaste siendo nuevas costumbres. Que los atardeceres no son los mismos y hasta los grafitis tienen palabras tuyas. Que eres un diccionario de frases nuevas. Que es lindo buscarte para luego enviarte cosas y decirte “aquí estás”. 


Por si te quedan dudas te lo resumo: la vida es más bonita porque estás. 

UNA INVITACIÓN

Te invito a caminar conmigo y no pisar las rayas del suelo y ponernos penitencias si alguno pisa alguna. Te invito a reírnos en cada cuadra y a parar de improvisto para mirar una vitrina o una nube o al cielo o a esa casa o ese edificio. A quedarnos callados y hablar mucho. Y también a reírnos de nosotros mismos. 

Vamos a esos lugares a los que sabemos que iremos aún sin conocer sus nombres y sus historias y que nuestros pies nos guíen mientras nosotros vamos a otro ritmo. Te invito a ser mi ritmo y yo el tuyo. Vamos a esos lugares cuyos nombres pronunciaremos con ese clic de la felicidad adquirida. 


Besémonos en esquinas nuevas y bajo diferentes cielos. Bajo la lluvia y bajo el sol y debajo de aleros o cuidados por la noche. Caminemos de la mano en ese ritmo que solo dos conocen y comparten. Caminemos juntos a pasos cortos y largos y hacia destinos que no importan porque lo único importante que vale la pena es estar contigo y que estés conmigo. Y que se abra la ruta y se pierda el mapa. Y que paremos a descansar y retomemos. Vayamos juntos, adondequiera que sea que igual eres tú el lugar al que siempre valdrá la pena llegar. 

domingo, 5 de diciembre de 2021

DESPUÉS

 

Encontrémonos después de un tiempo, puede ser en la canción de siempre para que no nos perdamos. Que quien llegue primero espere un rato al otro, lo necesario, y si es del caso dar una vuelta y volver al mismo sitio, hasta que nos crucemos. Encontrémonos cuando hayan pasado unos meses o hagámoslo mil labios después. Cuando ya no contemos días, horas y minutos; cuando el tiempo sea una masa. Cuando hayan pasado varias páginas, varias películas; luego de desayunos en otras camas y de noches que no valieron la pena. De pasos que se dan sin volver la vista. Sin devolver llamadas. Encontrémonos un tiempo después, como si no hubiéramos planeado todo y finjamos sorpresa. Como si no buscáramos al otro en cada espejo, en la mesa para dos de los restaurantes, en las habitaciones temporales, en las canciones nuevas que suenan al otro. Como si no viviéramos en ascensores, en escaleras en mitad de cuadra. Encontrémonos en una playa que oficie de país neutral, en una calle empedrada, en el reflejo del vidrio de una vitrina. En una tienda de chocolates. En un concierto. En un teatro. En una silla de un parque. Encontrémonos un tiempo después de habernos perdido, uno del otro, de nosotros mismos. Y variemos la ruta.

sábado, 13 de noviembre de 2021

ALEATORIO

Prefiero preguntarte por una película que te conmueva, o una canción. O por ese paseo que hiciste cuando niña que te dejó un recuerdo que vuelve con sonrisas. Hablar de sabores de helado, de colores favoritos o a qué te sabe un durazno cuando lo comes tú. No me interesa saber a qué saben los duraznos, quiero saber a qué te saben a ti. Hablemos de bobadas que cuenten más de nosotros que de trabajos. Hablemos de sexo, de secretos, de fetiches y de confesiones. Pongamos temas al azar, así como el azar de habernos cruzado entre tanta gente. De tus ojos y de tu boca. De tus pecas tan bien puestas y de tus lunares que son mapa de ruta. De mis manos grandes y de mi caminar torpe. Del número de la página en la que estás en el libro. Saber si ya almorzaste y qué comiste de postre. En qué minuto y segundo suena esa parte de la canción que te hace bailar. De conciertos. De lo primero que te enjabonas cuando te bañas. Conozcámonos en otra vía, en una secundaria carretera provincial que igual llegará al pueblo. Hablemos de pueblos, de esos paisajes que alguna vez pasaron y se quedaron. De esos lugares a los que quisieras volver para compartirlos, como los duraznos. De panaderías de esquina o de sabores insoportables. De olores para cerrar los ojos. De lugares intocables. 

De profesores alcahuetas, de compañeros olvidados. De costumbres y rutinas, de agüeros, de lo que no puedes dejar de hacer antes de salir de casa. De pecados cometidos. De errores aprendidos. De las cosas que dolieron. De lo que extrañas. Hablemos de cine y televisión. Hablemos profundo y hablemos banalidades. De por qué te gusta que te hagan cosquillas en el pelo hasta quedarte dormida. Del perfume que te cansó. De la razón de ser de esa sonrisa maliciosa. Hablemos de calles escondidas y de las tiendas de barrio con sus curiosidades; del chocorramo de nevera y del yogurt que no volvieron a vender. De por qué no montas en bicicleta y de aquel récord del que todavía te sientes orgullosa. De los regaños de mamá. De las escapadas de casa. De la mirada que te hizo cambiar. De las cuentas por pagar. De los teléfonos que te sabes de memoria. De tu número favorito, de los gustos heredados. Del sabor del primer beso, de ese lugar en el que el piso tiembla cuando te tocan; de aquella vez que saliste corriendo porque tenías miedo, de las veces que ese miedo te hizo preferir callar. Hablemos de juegos de mesa, de tonterías, de galimatías, de chucherías, del lenguaje que inventas cuando te das cuenta de que estás queriendo más de lo que te habías propuesto querer. Sentémonos acá y dejemos que la gente pase que nosotros estamos en otro tiempo. 

jueves, 11 de noviembre de 2021

UN MUNDO DE PALABRAS

Tengo este mundo de palabras que dependen de quien lea para saber si un mundo es un montón o un lugar. Que si lo que escribo es un mundo de ideas sin sentido, como si me diera lo mismo hablar de huevos de codorniz o de las veces que me he sentado a mirar cada una de tus pecas. Como si no fueras nada del otro mundo. Como si no fueras entera un mundo. Escribir sobre tu nariz arrugada cuando ríes y sobre la manera en que acomodas tu cuerpo antes de dormir. También podría hacerlo para contar las veces que me he quedado atolondrado ante tu reflejo en el espejo o contar también las veces que, puedo jurar, te he visto caminar a unos cuantos centímetros del suelo, como si alguien te llevara porque, válgame dios, la vida se detiene un par de segundos cuando llegas, como un regalo, como diciendo “mírala despacio que yo sé”.  

lunes, 8 de noviembre de 2021

TE QUIERO MUCHO MAS QUE MUCHO

Te quiero mucho más que mucho. Te quiero desde lo general de quererte porque sí y desde el detalle de hacerlo porque me gusta cómo se lee tu nombre, con sus nueve letras y ese hiato al final que no tiene nada del otro mundo y que para mí es todo un mundo. Con esa mezcla de vocales y consonantes tan medida, tan justa, tan elegante; tan pase usted; después de usted; muchas gracias, usted tan amable; por favor, ni más faltaba.


Te quiero porque me gusta sonreírte. Porque sonrío si te quiero. Te quiero con miedo y con impulso; con arrojo y con agarre. Te quiero en el instante en que escribo esto, te quiero desde hace un segundo cuando lo pensé. Te quiero como medida de tiempo, si es preciso. Te quiero con la incertidumbre de no saber qué pasará mañana y aun así elijo quererte con la fe ciega de quien cree que será un buen día. Te quiero en tus propios puntos cardinales. En el salto al vacío en recepción. En la copa de vino que quedó empezada. En la pantalla distractora y en la curiosidad de las bolitas. En ese mundo en el que te pierdes a veces y en este mundo mío en el que estás tantas veces.

 

Y aparecen las canciones y también ahí te quiero, en ese miedo de que seas canción y querer que te quedes a vivir en ella porque, si no te has dado cuenta, estás lejos de ser un cactus y si por cosas de la vida lo fueras, fueras uno, fueras un cactus, igual te regaría y te cuidaría y te miraría y tantos otros hiatos. Sin afanes, vente a vivir en canciones y si puedes hazme espacio que yo me acomodo en algún rincón y desde ahí cuido tu sueño y tus cansancios y si puedo curo tus migrañas o pido que me den a mí, así sea la mitad, para que no cargues con eso. Quédate a vivir en canciones para escucharte más seguido y para que suenes diferente cada vez. Que seas un acorde, acorde; y una melodía bonita, que ya lo eres. Y un ritmo tan variable como una playlist aleatoria. Te quiero a tu ritmo.

 

Te quiero por los pedazos que has dejado y por cómo te has construido. Te quiero con tus lunares y te quiero con tus pecas y por ellas. Porque he visto tus gestos y me han gustado. Por las esquinas que esperan y por los besos que están pendientes. Te quiero cómoda e incómoda, sonriente y con rabia, amable y tosca. Te quiero en una carcajada y en un atardecer donde sea que llegue.  Te quiero porque te quiero y también si tú quieres que te quiera.

domingo, 7 de noviembre de 2021

DE REPENTE

Que me vienen de repente unas imágenes sueltas, un par de confesiones, unos cuantos secretos o una lista de preguntas. Que se me da esto de hablar como soltando ideas, que mis dedos a veces piensan. Que también es un primer paso, si se quiere, otra manera de escribir lo que se escribe. Que freno y retomo. Que acá sigo. Que por eso lees esto. Que es un brinco irresponsable, como el de aquel que salta del balcón a la piscina o que se trepa al techo por la pared de afuera. Que hay tiempos prudenciales, que la prudencia a ratos me cuesta. Que me demoro pensando, que también me puede el impulso. Que le escribo a una sonrisa y a un perfil y a una mirada y a un chat y a una cara de lado y a un saco animal print. A una cerveza dejada a medias, como las historias que volverán luego, que solo están dando una vuelta. A un sofá que no gusta, a una ventana abierta. A unos maullidos, a una pared con ciervos de madera. A una bailarina atrofiada, a una puerta que no se le abre a cualquiera. Hay puertas que no se le abren a cualquiera. A una lágrima cantada, a unos gestos que tanto cuentan. A unas ganas que de a poco aumentan. A dos primeros besos, el segundo es el que cuenta. A una escalera, un andén, una matera, unas pisadas, unos tenis blancos, unas rimas extranjeras. Unas cerámicas, un dibujo, una cartelera, un ascensor o veintidós pisos por la escalera. A veces soy solo un extraño escribiendo a la ligera.

jueves, 21 de octubre de 2021

PUEDO

Puedo decirte que te sueño

Que te pienso más de lo que crees,

De lo que espero 

Que arrendaste un espacio amplio acá adentro 

Donde advierto que te quiero

Donde celebro que te quedes 


Puedo decirte te quiero, nuevamente 

Que hace ya un buen tiempo que lo sabes

Que hace ya un buen rato que lo siento  

Puedo decirte que me gustas

Aunque sea algo redundante 

Aunque sea algo diferente 


Puedo decirte que te pienso 

Que acá sigues tan presente 

Puedo sonreír porque te quiero 

Quiero sonreír porque me quieres

Podría ser el insomne cuando duermes 

Para ver tu sonrisa cuando despiertes 


Puedo decirte tanto 

Quiero decirte tanto 

Tantas veces. 

viernes, 8 de octubre de 2021

QUE SÉ QUE TE QUIERO

Si me preguntas por qué te quiero tengo tantas respuestas y aún me quedo sin palabras. Podría ser sincero e inventar cosas que luego serán verdades, porque quererte es algo que en el camino se sigue descubriendo. 


Diría, por ejemplo, que te quiero por la forma en que agarras el lapicero para escribir; y no sabría entonces si es quererte o que me gustes por eso y seguro con las dos atine. Decirte que te quiero porque me gustas y me gusta cómo tomas té, que miras la taza al comienzo pero después la olvidas y das sorbos y de vez en cuando vuelves a pasar la vista, como si esperaras que algo cambie adentro. Que me gustas con tus muecas y tus gestos, pero eso lo sabemos, así que podría inventar y decirte más bien que me gusta la forma en que eliges abrir la nevera para buscar algo de comer. Y nunca te he visto abrir una nevera, pero demás que te querré por eso. 


Que te quiero por tu caminar elegante y tus carcajadas honestas. Por tu criterio para elegir sandías, tus taras para exprimir limones o por la manera en que organizas el bolso. Por tomarte el tiempo para decidir en qué momento lavarte los dientes; por armar discusiones en tu cabeza y ganar cada una. Te quiero por tus dolores curiosos y por la importante decisión que tomas a la hora de elegir qué curita ponerte en las cortadas. Te quiero por bailar en la ducha, por cantar en los carros y por silbar o no silbar, igual te quiero. 


Me gusta quererte y si me preguntas por qué te quiero tengo tanto para decirte que me quedo sin palabras. 


jueves, 30 de septiembre de 2021

ROJO

Por ahí volví a sentirlo. Hablemos de olores y del suyo que antes que aroma se siente como remordimiento. Y llegó y pegó fuerte. Por ahí volví a sentirlo. No era ella pero igual la buscaba. La curva, la mirada y la mano levantada para intentar agarrarla; hay canciones que suenan antes de ser compuestas. El espejo reduce y otra vez es esquiva. Se llega tarde cuando el reloj decía que era a tiempo. Mucha duda hacia las puntas, apenas roces y el avance y la marcha atrás. La idea es casquillera y sonríe y mira de reojo. Coqueta. Ni sé a qué venís, que tus visitas saben a nostalgia. A sabores de épocas que creía pasadas pero son tan presentes que asustan cuando pisan; porque pisan duro. Conocen el miedo y saben que por ahí es la vuelta. También volví a sentirlo. El olor y el miedo. Ya sabés dónde golpea, sabes dónde va el jab. Uno diría que a la mandíbula, de una buena vez, el knockout certero, a la lona. Uno, dos, tres, cuatro…si quiere deje ahí, señor juez, que este no se va a levantar. No es necesario que siga. Pies firmes, puños de apoyo y arriba. No fue el certero. Esta vez va lacerando, por los lados, todo al cuerpo para que la cabeza siga firme. Nada de nubarrones. 

 

¿Qué? Si la seguí con ganas de tocarla. Me mordí para aguantar y para el disimulo. Para maldecir la perra suerte que me agarró de inquilinato, que acá se quedó viviendo y yo pensando que era una visita corta. A veces paso la lengua por el relieve que quedó. Una cicatriz repasada por un ciego que imagina cerros donde solo hay dunas. Sequedad, aridez, soledad. Mejor hubiera…hubiera, la conjugación del verbo haber en pasado inútil. Incertidumbre sería mejor porque queda espacio para la duda y la duda es generosa y le guarda un rincón a lo que uno quisiera. Entonces la imagino. El gesto, la mirada, la frase que se oye aunque no fue dicha. No ha nacido quien le enseñe a mentir a los ojos. Dijeron más de lo hablado. Susurros que sonaron más fuerte que los gritos. La curva, el espejo, la mano, adiós, nos vemos luego, seguro, demás, a lo mejor, cuídate, lo haré, también vos, también tú, que suena más bonito, está bien, te miro, y yo a vos, que ahora se siente mejor, bacano esto de variar bobadas, a lo bien, dale, seguí, te espero, acá estaré, no me demoro, tomate tu tiempo, no colgués, ya te llamo, escribime mejor, dale, no me ves pero sonrío, a veces caramelo pero el de sal me gusta, anotado para el futuro, la lista es larga, mejor porque así no se olvida, me gustan los días lluviosos, siete forman la semana, hace siete que te espero, por qué llegaste tan tarde, pensé que llegaba a tiempo, todo pasa a tiempo.

 

Qué buenos rojos los de Almodóvar. Los amarillos también le quedan muy bien pero lo de los rojos es otro cuento. Hay gente que llegó a este mundo con información privilegiada. Adelantados del resto. Les da por mirar el mundo y lo que ven no viene en manuales de colegio. Que la canción, que la película, que la paleta de colores. La de Almodóvar viene con truco, demás que sí. A ese man los rojos le quedan muy bonitos. Mirá esa pared y decime si no ves ese rojo como diferente, como si luciera solo. Se ganó el casting de pura pinta, no tuvo que hacer mucho. Llegó, entregó el book y se paró al frente de la cámara. Cualquier otro lo hubiera agarrado así como venía y listo, pero no Almodóvar. El hombre sabía que esas cosas no pasan todos los días, no. Cómo va a dejar uno seguir de largo a un rojo así. Pero si es como cualquier rojo. No, cómo se te ocurre, miralo bien. Lo miro bien y sigue siendo un rojo como cualquier otro. Es que el problema es tuyo que no entendés bien lo que es esto. Mirá ese rojo que habla solo, que se exhibe y chicanea y dice yo soy más potente que el resto. Y llega el amarillo y se le planta cara a cara y se dan la pela y se la ponen dura al otro, pero el rojo tiene la mirada más firme y más profunda. El rojo es mayor de edad y tiene permiso para salir de noche. Es una pendejada eso, pero gana. Al menos para mí, gana. Qué buen color es el rojo. Qué color para marcar es el rojo. Malvado rojo. Malvado porque gustás y te quedás y ya uno no puede asomarse relajado a la ventana sin buscarte por todos los lados. Y sos esquivo y uno creería que vas a estar todas las tardes pero aparecés de vez en cuando y la tarde que se iba volviendo rutinaria agarra un impulso todo teso y ahora es una vaina toda loca, lo más de bonita y uno queda todo feliz esperando que al otro día vuelva a ser lo mismo pero no siempre decidís hacerlo y uno se va poniendo triste y después con putería y después nostálgico y después ya no te espera y uno cree que te está olvidando y después es como si vos supieras y aparecés otra vez y la tarde vuelve a ser diferente, incluso diferente de esa primera vez que apareciste, cuando no sabía que me gustabas, no sé si tanto pero creo que mucho, y después uno decide traerte como para darle vida a las tardes cuando se vuelven monótonas, porque ya entraste y te mostraste y uno que es todo ingenuo encontró en vos algo distinto y eso distinto le movió algo allá adentro, algo que vibra rojo, que muerde rojo, que huele rojo, que piensa rojo, que busca rojo, que lee rojo, que anhela rojo, que besa rojo. Malvado rojo. Malvado que pintás paredes y sofás y pijamas y cielos y bocas y cabezas y frutas y ropa y medias y camisas y sacos y que lucís muy bien con otros colores pero no con todos y por eso elegís bien y decís ve, mirá este blanquito tan bonito, me le voy a hacer al lado y lucen todo bonitos los dos y después que ve, mirá el negro y otra vez vas disimulado y te le hacés al lado y vuelve el espectáculo y seguís en esa pasarela que el suelo por donde pasás y vos, rojo, vos que vas con paso firme sabiendo que no sos cualquier color, que te las tirás de relajado y sabés que dejás estela, porque eso sí, no pasás de largo. Malvado rojo que me gustás.

jueves, 9 de septiembre de 2021

IMPULSO

 Pongamos que más que estrategia soy impulso, que no se me da muy bien eso de medir los pasos sino que me lanzo a la carrera, confiado, de súbito. Pongamos que no he sabido cómo ha sido esto de quererte, ni en dónde, ni desde cuándo, ni por qué. Digamos que lo fui haciendo y así como ha llegado me ha gustado. Que te he querido como algo recién descubierto, como el paisaje que aparece después de la curva, como el sabor que parece nuevo. Que si me preguntan que por qué sé que te quiero puedo decir que sigo buscando y no porque dude, sino porque sé que todavía puedo encontrar razones. Que podría decir que los corchos protegen sabores y guardan miradas. Que tengo amores conservados en bolsas a las que no llegaron bolitas. Diría que hay carreteras que llevan tu sonrisa. Que los hombros también extrañan. Que las almohadas no solo escuchan. Que los dedos buscan, como las bocas, como los besos. Que tengo un cuarto de sanalejo lleno de cachivaches, de minucias, de jabones para la cara, soles del mediodía y abrazos para el sueño, entre tantas otras cosas. Que hay olores que te cambian la ruta si es que creías que ibas hacia algún lado. Que el teclado sonríe por el destinatario. Los ojos con el remitente. Que aparecen sorpresas que siguen sorprendiendo. Que hay fotos que quisiera tomar mil veces. Que hay lugares que serán más bonitos con tu sombra y la mía, en el suelo, en una esquina; dependiendo del sol y de la tarde y de las luces. Que hay lunares que ya son destino. Pongamos que soy impulso, pero es que no se me da muy bien eso de medir los pasos. Con vos lo que provoca es caminar.

viernes, 20 de agosto de 2021

VERBOS

 

Vos resultaste siendo ese verbo inventado que se conjuga compartido, porque ya no se me da fácil eso de hablar de besar, querer, extrañar y quién sabe cuántos otros si no van ligados a tu nombre, si no te acompañan, si no se fijan a vos como todo eso que necesita llevarse junto. Sos un verbo delicioso de conjugar. Sos un invento constante, y digo invento no porque no seás real sino porque todo el tiempo tomás nuevas rutas y nuevas formas que motivan. Porque me he sorprendido imaginándote, imaginándonos juntos. Me he visto caminando en ciudades que no conozco y que ya suenan con tu voz; donde entre tantos acentos entiendo el tuyo que me dice “paremos acá y tomémonos un té o comamos un chocolate”. Y tomar y comer son verbos que se conjugan mejor con tu nombre. Dame la mano y caminemos juntos esta calle que ya conozco pero que a tu lado se ve distinta. Me gustan nuestras sombras en el suelo al atardecer. Me gusta sombrear con vos. Me gusta cómo nos vemos en esta calle destapada y en esa esquina en la que tendremos que parar para darnos un beso. Me gusta esto de variar la vida juntos. Vos sos un verbo que se conjuga diferente, donde perderse suena a felicidad y desafinar a sonreír. Donde admirar está presente todo el tiempo. Sos un verbo que también es lugar y promesa propia.

 

Te lucen gustar, encantar, querer, besar, extrañar, añorar, morder, lamer, desear, muchear, soñar, imaginar, hacer, amar, adorar, conversar, charlar, mover, caminar, viajar, cantar, leer, oír, escuchar, hablar, decir, contar. Yo sonrío a tu nombre. Mi sonrisa tiene tu nombre. Sonreír también es tu verbo, solo que aprendiste a conjugarlo en otra persona.

lunes, 15 de febrero de 2021

DE INSTANTES Y PEQUEÑOS PRÍNCIPES

Seguro la cabeza volteará sola, como buscando algo por ahí entre el paisaje o como cuando uno canta todo feliz, que sin darse cuenta se mueve, como si uno no fuera uno, como si estuviera pero no. Ser todo y nada a la vez. A veces me gusta no ser yo, dejar que la música se apodere y maneje esto que me dieron por cuerpo. Pertenecerme tanto que me asuste decirme dueño. Pero de esas asustadas chéveres en las que uno dice que tiene miedo pero qué va, lo que tiene es una emoción por allá adentro lo más de bonita, de esas que vienen de visita de vez en cuando y sin pedir permiso se van apropiando de todo. Bailar en una baldosa sin importar que haya un mundo para moverse, y es que para qué necesito un mundo si ya estoy en él. A veces el mundo que se busca está en la distancia que hay en un pasito adelante y un pasito atrás; o para los lados, porque no es uno quien coordina. A veces ese mundo es enorme y dura media canción o miles de canciones que se sienten como media canción; o incluso sin canción, porque también somos ritmos y sonidos y gemidos y quejidos y algunos de esos gestos que también suenan, incluso de silencios que también gritan. Seguro la cabeza volteará sola, quizás buscando, porque nos habitan nostalgias y alegrías.

 

Aprendí a descubrir nuevas formas de cosas que ya tenía. Saber que hay otros fríos para los que no hay suficiente ropa y aun así sé que no harán daño. Descubrir nuevas maneras de sorprenderse, de mirar un árbol que siempre estuvo o ver la misma luna más bonita. Un reguero de palabras que miradas desde un poco más atrás tienen otra forma. Quizás mirar como siempre no sea una buena idea. Quizás ver de otra manera. Una curva, la ubicación que apenas ayuda, cambiar de calle para no desviar la ruta y cuando menos te das cuenta pasa el tiempo hasta llegar al instante en que un trozo de queso es una oferta que donde dice ¿quieres este último pedacito? puede entenderse clic. Hay canciones que no sonarán iguales, incluso sin haberse escuchado. Hay lugares que serán imágenes. Chistes que fluirán solos, como agua, como cascadas. Los caminos se llevan mejor cuando las historias también viajan. Dale, no frenés y seguí de largo que la ruta es más bonita cuando se va construyendo. Se hace camino al andar, escribió el poeta y cantó Serrat. Seguí y no nos preocupemos por el tiempo, dejémoslo que siga, que igual lo hará. Nosotros en otro cuento, que el mundo a veces también es una autopista sin destino, una calle con un tesoro escondido, el olor a trufa, una ducha de agua fría o una mermelada picante. Dejemos que el tiempo siga. Que se desentienda de todo, con su soberbia; sin darse cuenta que hay instantes que duran para siempre, que se repiten, que cambian, porque se muta, se adapta, se gira; como el mundo, como el baile, como gira un día, como se bate un chocolate de limón y se prepara una limonada de chocolate; o como se inventa un color o se crea una nueva regla para hacer fotos. El cambio también es opción. Siempre será una opción.

 

Me gusta cómo suena la niebla, con ese beat indescifrable que sube y hace sostenidos. Melodías que hay que mirar para escucharlas, porque ya se sienten. Se exhibe y chicanea y se va, pero no pasa de largo. Densa y liviana, buena mezcla. Me gusta crear colores. Armonías que se vienen a vivir en uno. Otros sabores, otros miedos, otras sonrisas. Me gusta saber que somos morada de muchas versiones. Paciencia y espera. Afán, si se quiere. La ventana abierta para sentir el viento en la cara. Sentir que se viaja y recordar que tan importante como el destino, lo es el viaje. Serrat, Sabina, Shakira. Salir, seguir, sentir, saborear, saber, soler, ser. Somos. Seguimos siendo.

 

Uno, dos, tres, cuatro. Vuelve el tiempo y se repite, uno, dos, tres, cuatro. Paciencia, sin afán. Hay tiempo, ya le agarrarás el ritmo. Uno, dos, tres, cuatro. El uno con el pie, el tres con la mano. Ya tendrás tu ritmo. Hay instantes que duran para siempre.