miércoles, 14 de junio de 2023

SILENCIO

 


Vuelvo a vestirme de silencio y está mi silencio lejos de ser olvido. Vuelvo a vestirme de silencio y siento que naufrago y entonces me abandono a la deriva. Vuelvo a vestirme de silencio. A esconder la cara. A tapar las cosas. Vuelvo a vestirme de silencio porque el suelo me es inestable, porque las inseguridades asoman. Porque el mundo se sacudió sin avisarme y apenas estaba preparado. Vuelvo a vestirme de silencio en un intento desesperado de ponerle cosas y cosas y cosas y cosas encima a lo que grito bien adentro. Vuelvo a vestirme de silencio como si me gustara ese traje. Como si me gustaran sus telas, sus arreglos, su tiro. Me ahoga, me aprieta, me pica. Vuelvo a vestirme de silencio porque he dicho mucho, porque he contado todo, porque he callado tanto. Vuelvo a vestirme de silencio y no quiero vestirme de silencio. Me pesan sus telas. Me ahogo. Pero no hay de otra, tengo que vestirme de silencio, aprender de nuevo, mirar el espejo donde habita aquel que he querido dejar atrás. Vuelvo a las grietas, a los miedos, a los vacíos. Vuelvo a vestirme de silencio con un taco en la garganta, con un grito gritando, con varios te amo acumulados en varios rincones de varios caminos. Vuelvo a vestirme de silencio cuando tan cómodo me sentía hablando. Cuando creía que valía la pena hablar. Vuelvo a vestirme de silencio para no mostrarme porque temo y cuando tengo miedo lo que mejor me cubre es mi silencio. Vuelvo a vestirme de silencio para esconderme. Vuelvo a vestirme de silencio porque aunque me busco aún no me encuentro. Vuelvo a vestirme de silencio porque no entiendo. Porque pregunto pero no entiendo. Porque me pregunto pero no entiendo. Vuelvo a vestirme de silencio. Vuelvo a vestirme de silencio esperando que alguien venga y me saque de este silencio.