Vos resultaste siendo ese verbo inventado que se conjuga
compartido, porque ya no se me da fácil eso de hablar de besar, querer,
extrañar y quién sabe cuántos otros si no van ligados a tu nombre, si no te
acompañan, si no se fijan a vos como todo eso que necesita llevarse junto. Sos
un verbo delicioso de conjugar. Sos un invento constante, y digo invento no
porque no seás real sino porque todo el tiempo tomás nuevas rutas y nuevas
formas que motivan. Porque me he sorprendido imaginándote, imaginándonos
juntos. Me he visto caminando en ciudades que no conozco y que ya suenan con tu
voz; donde entre tantos acentos entiendo el tuyo que me dice “paremos acá y
tomémonos un té o comamos un chocolate”. Y tomar y comer son verbos que se
conjugan mejor con tu nombre. Dame la mano y caminemos juntos esta calle que ya
conozco pero que a tu lado se ve distinta. Me gustan nuestras sombras en el
suelo al atardecer. Me gusta sombrear con vos. Me gusta cómo nos vemos en esta
calle destapada y en esa esquina en la que tendremos que parar para darnos un
beso. Me gusta esto de variar la vida juntos. Vos sos un verbo que se conjuga
diferente, donde perderse suena a felicidad y desafinar a sonreír. Donde
admirar está presente todo el tiempo. Sos un verbo que también es lugar y
promesa propia.
Te lucen gustar, encantar, querer, besar, extrañar,
añorar, morder, lamer, desear, muchear, soñar, imaginar, hacer, amar, adorar, conversar,
charlar, mover, caminar, viajar, cantar, leer, oír, escuchar, hablar, decir,
contar. Yo sonrío a tu nombre. Mi sonrisa tiene tu nombre. Sonreír también es
tu verbo, solo que aprendiste a conjugarlo en otra persona.