Encontrémonos después de un tiempo, puede ser en la
canción de siempre para que no nos perdamos. Que quien llegue primero espere un
rato al otro, lo necesario, y si es del caso dar una vuelta y volver al mismo
sitio, hasta que nos crucemos. Encontrémonos cuando hayan pasado unos meses o
hagámoslo mil labios después. Cuando ya no contemos días, horas y minutos;
cuando el tiempo sea una masa. Cuando hayan pasado varias páginas, varias
películas; luego de desayunos en otras camas y de noches que no valieron la
pena. De pasos que se dan sin volver la vista. Sin devolver llamadas.
Encontrémonos un tiempo después, como si no hubiéramos planeado todo y finjamos
sorpresa. Como si no buscáramos al otro en cada espejo, en la mesa para dos de los
restaurantes, en las habitaciones temporales, en las canciones nuevas que
suenan al otro. Como si no viviéramos en ascensores, en escaleras en mitad de
cuadra. Encontrémonos en una playa que oficie de país neutral, en una calle
empedrada, en el reflejo del vidrio de una vitrina. En una tienda de
chocolates. En un concierto. En un teatro. En una silla de un parque. Encontrémonos
un tiempo después de habernos perdido, uno del otro, de nosotros mismos. Y variemos
la ruta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario