domingo, 2 de diciembre de 2012

En busca de la media perdida. Capítulo 1 (Novela policíaca)


Sábado, 11 am.

No sé cuándo fue la última vez que la vi. No lo recuerdo, no porque no me importara, sino porque eran tan normales nuestros encuentros que me había acostumbrado a que sucedieran como algo normal; como bañarme en las mañanas o sacar a pasear mi perro dos veces al día. Por eso me extrañé cuando no estaba ahí, en el mismo lugar donde siempre se hallaba, como esperándome, como queriendo decir “has vuelto, qué rico verte”.

Pienso cuándo pudo haber sido nuestro último encuentro. Un par de semanas antes, a lo sumo, porque teníamos la costumbre de pasar juntos al menos un día a la semana y en ésta que agonizaba no lo habíamos tenido. No recuerdo haberlo tenido. No creo que estuviera borracho como para haberlo olvidado. Nunca he sido un bebedor, de ninguna clase, ni siquiera de esos que llaman “sociales”. El trago y yo no hemos sido tan amigos como muchos creen, gracias a esa fama que me gané no sé de dónde ni gracias a quién. Así que la idea de estar borracho y haber olvidado cuándo fue la última vez que la vi quedó descartada de entrada.

Revuelco recuerdos, los mezclo, hago uniones ilógicas buscando la respuesta a un interrogante que aún no es claro en mi cabeza. Me paro, doy vueltas, camino por cada espacio de mi casa como si quisiera encontrarla de sorpresa, así, de la nada y acabar con este momento tan incómodo.

Sigo pensando.

Sábado, 10:30 pm

Tuve que salir a cumplir unos compromisos que había adquirido desde hace un par de meses y acabo de llegar a casa. Había olvidado que no nos vimos esta mañana. Lo olvidé por completo, me sentí mal con ella cuando recordé la zozobra que tuve hace unas cuantas horas y la tranquilidad que me embargaba en este momento. Será que no la quiero tanto como quise demostrarlo cuando no la vi en el lugar de siempre? Será que fue una simple emoción pasajera, una muestra del egoísmo que siempre me ha caracterizado, de mis ganas de tenerla y hacerla solo mía? Que me sirva hasta cuando a mí me interese y después me deshaga de ella como si fuera un objeto inservible?

Por dios! Qué pensamientos más oscuros los que me invaden la cabeza en este momento. Qué clase de criatura soy?! Insensible, eres un insensible! Me repetí hasta encontrarme al borde del llanto. Tan al borde que no fui capaz de controlar mis propios pasos y caí presa de mis frías lágrimas. Y lloré como un niño inconsolable, pero nunca supe si fue por la vergüenza que sentía de ser yo mismo o por ella, por no saber dónde está, si estará bien, si también se ha preguntado por mí, por saber cómo estoy, si la extraño, si la pienso. Me pregunto si también habrá llorado allá, donde esté, perdida.

Necesito dormir. Mañana será un día nuevo y todo mejorará. quiero guardar la esperanza. A lo mejor vuelve, de pronto siempre estuvo ahí y fui yo el ciego que no la quiso ver. Necesito descansar...

Continuará...



No hay comentarios:

Publicar un comentario