Edwin quedándose dormido |
De la vida de Edwin sé muy poco. No sé cómo se llamaba antes
de llamarse Edwin, ni sé qué hacía por las tardes. Ni sé su edad. En un lapso
de cinco minutos recibí tres informaciones diferentes que me confundieron aún más:
que ocho meses dijo una, que casi el año dijo la otra y una tercera me dijo que
puede tener alrededor de un año y medio. Tampoco sé a qué horas va al baño o
quién es su preferido a la hora de ladrarle.
Sí sé, en cambio, que tiene las vacunas al día, que está
desparasitado y que está castrado, es decir, que una perra en celo le importa
lo mismo que a mí la final del Súper Tazón o el último éxito de J. Álvarez. También
sé que esta semana iba a ser sacrificado. Un señor
o una señora, de bata blanca –supongo- le iba a aplicar una inyección y él se
iba a quedar dormido poco a poco, tranquilo, hasta que no despertara nunca más.
Igual que Janis Joplin.
Edwin no sabe quién soy yo, aunque ya tuvimos una charla –realmente
monólogo- en el que hablé de mí. Le conté que soy de Medellín y que vivo en
Bogotá hace dos años. Que me dedico a la comedia, o sea, a hacer feliz a las
personas y que me pagan por eso. Le conté también que hace un año sufrí un
episodio de pánico que me afectó mucho e hizo replantearme la vida misma; y que
en ese camino voy. Que me practico acupuntura y que a veces vuelvo a tener de esos momentos incómodos, pero
de a poco los he ido aceptando y enfrentando. Le dije además que, entre mis cambios de
vida, estaba contemplado adoptar un perro, solo que pensaba hacerlo, ojalá,
desde que estuviera cachorro. Le expliqué que Dios y vida trabajan de formas
muy extrañas y a veces no sabemos porqué.
Él poco habló, de hecho, aún no conozco su ladrido -ojalá no le dé por enseñármelo a las tres de la mañana. Aunque sería feliz si despierta a los vecinos que hacen fiestas caseras de miércoles a sábado a esa misma hora-.
Supongo
que cuando me mira de alguna manera me agradece haberlo salvado de la
inyección. De haberlo salvado de ser uno más de los sesenta y ocho mil perros
callejeros que son sacrificados al año, solo en Bogotá. Supongo que se pregunta
porqué eso y lo único que se me ocurre responderle es que pasa porque la
gente prefiere comprar un perro fino en vez de andar con uno adoptado, de la
calle, porque creen que da más estatus. Igual me miró sin entender mucho. Le dije
que tranquilo, que no es solo con perros, que también lo hacen con las mismas personas: prefieren saludar y ser amigas de la gente de bien, de los de raza. Entonces se rascó el cuello.
Esta mañana en la ciclovía nos encontramos sin querer. Yo iba
a ir por otro lado, pero en el último segundo preferí seguir la ruta que
llevaba y al final de la calle me lo encontré a él y a muchos de sus amigos. Las niñas que me atendieron me explicaron
que son perros recogidos de la calle, que los vacunan, desparasitan,
esterilizan y castran; y ponen en adopción. No todos lo logran. Edwin es negro
y muchas personas, por ejemplo, creen que las energías de los perros negros no
son buenas. Yo les saco el culo a los gatos negros, con los perros no tengo
ningún problema. Cuando les pregunté a las niñas qué pasaba con ellos, me
dijeron que si nadie los adoptaba ahí mismo, esta semana los ponían a dormir.
Así de tierno, a dormir. A que se vayan a una finquita con otros perritos. Edwin,
espero, demorará un poco en irlos a visitar.
Nunca antes había tenido perro, la verdad tengo mucho susto. A los cinco años me gané un
pollito en una rifa, se llamaba Magolo, porque me lo regaló un mago. Magolo
murió la tarde siguiente porque lo dejé solo y sin comida. Qué iba a saber yo,
a los cinco años, que un pollito necesita comer. Lo lloré como si hubiera perdido
al más grande de mis amigos.
A Edwin ya le compré su paquete gigante de Pedigree. Compré esa marca
porque me parece que el perro que sale en el empaque se ve muy feliz. También lo
hice porque en el comercial de televisión una niña está muy contenta dándole Pedigree a
su perro porque “su popó está más dura”. Yo también quiero que Edwin sea un perro
feliz y cague duro, así el feliz seré yo.
Dicen que los perros se parecen a sus amos. Por ahora me ha
demostrado que es serio, curioso, tímido y si le dan confianza se orina en la
sala. Nos parecemos mucho, menos en lo serio. No le deseo, eso sí, una calvicie
prematura.
Edwin, desde ya te ofrezco mis disculpas por los regaños, más no
por el nombre. Te puse Edwin porque me parece que el mundo canino merece nombres
más guerreros, no tantos Simones, Tomases y Mateos.
Sé que mi novia nos ayudará mucho, ella es experta en crianza de perros, ya tiene dos. Estoy seguro que cuando los conozcas serás feliz con ellos y se ladrarán y conoceré por fin tu voz.
Espero que ahora que
estamos juntos, ambos nos queramos mucho, nos apoyemos y evitemos al máximo
tener días de malas pulgas.
Te quiere, tu persona,
Alejo
PD: Si este escrito les movió el corazón, entren a www.salvaunamigo.org y seremos muchos los que les agradeceremos.
Q buen post Alejo tiene toda la verdad en lo q dice "la gente
ResponderEliminarprefiere comprar un perro fino
en vez de andar con uno
adoptado, de la calle, porque
creen que da más estatus" eso mismo hacen con las personas, ojala sea muy feliz con Edwin (yo le pondria un nombre mas fuerte) espero leer un nuevo post de la adaptacion de Edwin y Alejo
Me encantó... sabés q siempre me encanta todo lo q escribes, pero esto está precioso!!!! bueno, y cualquier ayuda con Edwin a la orden, bastante experiencia con perros q tengo... súper!
ResponderEliminar¡Me has hecho llorar! Alejo, qué historia tan hermosa y qué buen hogar va a tener Edwin.
ResponderEliminarUn abrazo para los dos.
¡¡Hermosa historia!! Estos actos son de corazones grandes! Quisiera decir que Los perritos de la calle son lo máximo y todas las personas que deseen tener mascotas deberían saber que son súper nobles, tiernos y muyy muy agradecidos, además que sus defensas son mucho más fuertes, se enferman menos!
ResponderEliminar¡Que disfrutes mucho a Edwin! :)
Gracias por adoptar Alejo, Edwin se ve hermoso!!!! Yo estaba ayer cuando lo adoptaste, bueno las cifras de abandono animal son inmensas, y las de eutanacia en animales alarmantes, no conozco la cifra que pusiste porque el dato que tengo es que el año pasado solo en zoonosis, ex sitio de... permanencia de Edwin, se sacrificaron 5400 el año pasado (ALARMANTE!!!) y las personas abandonaron en zoonosis 6730 entre gatos y perros en el 2011... Es muy triste la situación, por eso necesitamos más personas como tu que quieran adoptar a muchos que siguen esperando un hogar! GRACIAS POR ADOPTAR!!! Seguiremos estando en la ciclovia (creo que en el mismo punto o cercano) si nos pasas a visitar con Edwin no nos quejamos ;) Cami Correa Balcázar
ResponderEliminarPD: más fotos! por fis :P
Muy buena nota, Alejo. De veras que actos así muestran mucho de la persona que los realiza, y a pesar de lo poco que te conozco no me sorprende, por el contrario, reafirma mi percepción. Concuerdo con Lina, ampliando un poco lo dicho por ella, no sólo el perro de calle, sino en general cualquier criollo, puede sorprendernos con su nobleza. Cuando Edwin ya se haya adaptado y sepa que serás su persona y que no lo abandonarás, difícilmente hallarás un cariño tan grande como el que él te brindará.
ResponderEliminarCreo que edwin consiguió un muy buen amigo.
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